¡Te cuento! 🙂🙂
Su #Vestimenta es llamativa, Llevan camisas de colores claros, pantalones negros, guantes blancos, cinturón negro, un sombrero y zapatos negros. Sus caras están pintadas de rosa, usan lentes de sol, un machete, una taza de lata que cuelga de sus cinturones y un palo donde se empala un cuy asado, un pan y una manzana.
Personajes como este ha cautivado a nacionales y extranjeros ya que el Pase del Niño es considerada la mayor manifestación cultural religiosa de Chimborazo.
La fiesta, en sí, empieza como todo acto de vida: como el huevo y la gallina. Uno no sabe bien qué ino primero: si la elección del prioste para el año que viene, o la fiesta en sí. El día 5 de enero, a las cuatro y media de la mañana, la banda de pueblo arremete con platillos y trompetas anunciando a la familia Mendoza que es hora de recibir “las vísperas”.
La tonada y el acto comparten el mismo nombre: “albazo”, el golpe del alba. A estas deshoras, la tonada andina resuena duro por las calles y los Mendoza andan con su Niño Jesús a cuesta, una figura de casta colonial —tallada en el siglo XVIII— con sus penetrantes ojos azules, un delicado carmín en las mejillas y un rostro liso como la porcelana.
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